En los últimos años la reducción del riesgo se ha convertido en un tema prioritario en la agenda internacional latinoamericana ya que la región se ha visto profundamente impactada social y económicamente por fenómenos tales como huracanes y sismos, además de los recrudecimientos de manifestaciones hidrometeorológicas. Los ejemplos más recientes son, por supuesto, los terremotos que en menos de dos meses ha afectado a Haití y Chile. Los desastres dependen en su ocurrencia, no sólo de la naturaleza y sus manifestaciones catastróficas, sino también de la instalación de asentamientos sin considerar las amenazas existentes y las vulnerabilidades que se desarrollan.
El riesgo o la probablidad de daños y pérdidas, es un concepto fundamental que supone la existencia de dos factores, amenazas y vulnerabilidades. Aún cuando para fines analíticos se suelen separar estos dos factores, estableciendo una autonomía de ambos, en la realidad es imposible hablar de amenaza sin la presencia de vulnerabilidad y viceversa.